Taller de Estudios para la Mejora del Habitat (Filadelfia – Paraguay)

Tecnología social de riego permanente al servicio de las comunidades campesinas e indígenas.

El Chaco es una región inhóspita en el centro de América del Sur, de tierra fértil aunque con insuficiente materia orgánica y poca humedad: sólo llueve dos o tres veces al año, en grandes cantidades. Compartida por Argentina, Brasil, Paraguay y Bolivia, es una región donde conviven un gran número de comunidades menonitas [1] e indígenas. En general, los primeros poseen grandes tanques subterráneos en los que conservan el agua lluvia para utilizarla durante todo el año, mientras que los segundos no cuentan con un sistema eficiente para almacenar el agua.

Tecnología social de riego permanente

Filadelfia es un pueblo de unos 6.500 habitantes en el corazón del Chaco paraguayo -a unas 6 horas en bus desde Asunción- donde los idiomas que más se escuchan son el alemán, el guaraní y el español. Como en la mayoría de zonas del Chaco, el acceso y el manejo del agua son los principales problemas de los pequeños y medianos agricultores de los alrededores. El agua, que es escasa, se almacena en techos de casas y en lagunas a la intemperie, con todos los problemas sanitarios que esto conlleva. En los últimos años el calentamiento global ha reducido la cantidad de precipitaciones y la industria bovina, que crece vertiginosamente, sobreconsume el agua disponible. Además ya vienen en camino -desde Argentina y Brasil- los monocultivos de soya, que probablemente empeorarán la situación. Rosa creció en una familia campesina a orillas del río Paraná, en Argentina, y actualmente trabaja en el Taller de Estudios para la Mejora del Hábitat (Temha), en Filadelfia. En su opinión, los campesinos paraguayos son trabajadores y tienen una cultura de autosuficiencia: no dependen de insumos externos para producir. Pero en años recientes la situación de las comunidades locales se ha deteriorado y frente a esto la política de Temha es clara: optimizar el uso del agua.

Temha desarrolla sus actividades en un terreno de un cuarto de hectárea, donde tienen varios huertos orgánicos (uno en forma de mandala), un vivero de plantas, compostaje con lombrices a gran escala, una oficina y un taller de cerámica bien equipado. Idearon un sistema de riego permanente utilizando cántaros de barro de diferentes dimensiones y porosidades, de fabricación propia, artesanal y no estandarizada. El cántaro se entierra junto a la planta y se llena de agua hasta el tope: a diferentes ritmos y cantidades, el agua traspasa el barro, llega a la tierra y riega la planta. Empezaron en el 2007 como un grupo informal cuyo fin era compartir y transferir gratuitamente esta tecnología a las comunidades indígenas y campesinas del Chaco. En 2010 decidieron formalizarse como una sociedad anónima por acciones -con un capital inicial de 4.500 euros- cuyo representante legal es Antonio Mompó, un valenciano que lleva más de una década viviendo en la región y está al frente de Temha desde sus inicios.

Tras años de experimentación y estudio optimizaron el sistema de riego, determinando qué tipo de cántaro (tamaño, grosor, porosidad, etc.) es ideal para cada tipo de planta

Además de la transferencia gratuita del sistema de riego, Temha ofrece cursos, talleres y capacitaciones principalmente en cuestiones de agricultura y sostenibilidad; que las comunidades pagan con fondos provenientes de ONGs o de la cooperación internacional. Funciona como una escuela comunitaria donde las campesinas y artesanas (todas son mujeres) vienen a aprender, difundir sus técnicas y compartir sus conocimientos y saberes ancestrales. También cuentan con una red de trueque y tratan temas transversales como la equidad de género y los derechos de minorías y de pueblos indígenas. En palabras de Antonio, la escuela es parte de un proceso de aumento de autoestima y de dignidad.

Pero compartir conocimientos y optimizar el uso del agua no es suficiente. Los grandes desafíos siguen siendo cómo almacenar el agua y garantizar los servicios básicos a todas las comunidades – por ejemplo Filadelfia no cuenta con un servicio de recolección de basuras. Tras un año de trabajo y a pedido de la ONU, Antonio desarrolló un filtro de cerámica para mejorar la calidad del agua potable. El resultado fue un filtro de fácil fabricación y de una efectividad cercana al 100% contra las bacterias, que sin duda mejorará la calidad de vida de los usuarios y en particular la salud de los niños.

En la práctica, Temha es una empresa social con aires de ONG. Cuando hay excedentes en los proyectos de capacitación, estos se reinvierten en proyectos comunitarios. También venden (sin ánimo de lucro) o intercambian el excedente de humus y las plantas medicinales y ornamentales que producen. Por ahora los alimentos de las huertas son sólo suficientes para el autoconsumo, pero a medida que el éxito del sistema de riego se expande entre las comunidades campesinas de la región, el terreno se le va quedando pequeño; tanto que tuvieron que comprar un lote aledaño -de unas 6 hectáreas de superficie- con el fin de aumentar la capacidad de producción.

La estructura esta diseñada para minimizar el impacto negativo sobre el ecosistema. Reciclan o reutilizan prácticamente todos los desechos

Son 7 asalariados (5 mujeres) y entre julio del 2010 y junio del 2011 facturaron alrededor de 45.000 euros, dinero destinado únicamente a garantizar la sostenibilidad financiera de la empresa: las acciones tienen una tasa de retorno tan baja que ahuyentaría a cualquier inversionista común. No obstante, Temha enfrenta barreras jurídicas que dificultan su crecimiento (e.g. una burocracia costosa) y tiene problemas para encontrar personal calificado y comprometido con el proceso. Pero el dilema más importante al que se enfrentan actualmente es, según Antonio, si continuar creciendo o no: más recursos y visibilidad institucional podrían hacer más efectivo su trabajo, pero corriendo el riesgo de perder el contacto directo con las comunidades y de reducir la cantidad de resultados concretos.

Por su parte, Rosa considera que no aprendió nada nuevo durante cuatro años en la universidad estudiando agronomía, pues crecer en la chacra (finca) le enseñó todo lo que sabe. Nunca ningún profesor le habló de un sistema de riego parecido, mientras que hoy descubre y comparte muchas más cosas en Temha. En efecto, la escuela comunitaria es una herramienta efectiva de difusión de saberes y el espacio físico donde se comparten y mejoran las buenas prácticas.

Cualquiera que sea el camino que siga Temha, esta tecnología social de riego tiene que llegar a todo el Chaco y a otras zonas donde la escasez de agua representa una amenaza para la calidad de vida y la autosuficiencia de las comunidades. De la misma manera, el sistema de puesta en común de buenas prácticas, incluyendo el modelo de escuela comunitaria, puede implementarse en regiones donde (todavía) predomina la agricultura campesina y se busca promover la sostenibilidad.


[1] Grupo de colonos provenientes principalmente de Rusia y Alemania, de donde salieron por persecuciones religiosas.  No se mezclaron con la población local y conservan sus tradiciones centenarias.